Cuchillas, mallas, focos, espigones, helicópteros…El Ministerio del Interior español se está volcando en la instalación de más mecanismos que impidan el acceso irregular de personas a las ciudades españolas en África. La principal novedad: el retorno de las llamadas concertinas a la verja de Melilla, unas hojas metálicas enrolladas combinadas con los alambres.
Estas cuchillas son las que han resucitado la polémica que viene de lejos, concretamente de 2006, cuando la tensión migratoria, similar a la de este año, provocó su instalación en la valla melillense bajo el mandato del gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero. Un año después fueron eliminadas tras las protestas de varias ONG, que denunciaron las heridas que producían en los inmigrantes que intentaban trepar por la verja.
Estas cuchillas son las que han resucitado la polémica que viene de lejos, concretamente de 2006, cuando la tensión migratoria, similar a la de este año, provocó su instalación en la valla melillense bajo el mandato del gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero. Un año después fueron eliminadas tras las protestas de varias ONG, que denunciaron las heridas que producían en los inmigrantes que intentaban trepar por la verja.
Amnistía Internacional manifiesta su profunda preocupación por la adopción del gobierno español de la instalación nuevamente de las cuchillas o concertinas en la alambrada entre las ciudades de Ceuta y Melilla y Marruecos. Con esta medida, la respuesta del gobierno español a la gestión migratoria apuesta por alejarse del respecto a los derechos humanos de las personas que intentan llegar a nuestro país, y decide dar un gravísimo paso hacia atrás, que nos lleva a poder volver a asistir a los graves sucesos que acontecieron antes del 2006 en esta frontera.
Muchas de las personas con las que pudo entrevistarse la organización, denunciaron haber resultado gravemente heridas, bien accidentalmente mientras cruzaban las dos vallas fronterizas, bien a consecuencia de malos tratos a manos de la Guardia Civil española, fueron al parecer devueltas sin recibir tratamiento médico para sus lesiones. Amnistía Internacional manifestó su preocupación por las vallas de alambre situadas en territorio español. Ambas vallas están coronadas por un rollo de alambre provisto de cuchillas denominado “navaja” o “concertina” y alertó a las autoridades de los peligros físicos, posiblemente innecesarios de la alambrada de “cuchillas”.
Amnistía Internacional no se opone a que los gobiernos controlen la inmigración. Sin embargo, las personas migrantes, solicitantes de asilo y refugiadas tienen derecho a que se respeten plenamente sus derechos humanos individuales. El reforzamiento de las medidas de control fronterizo de un modo que contraviene las normas internacionales de derechos humanos no disuadirá a las personas vulnerables de intentar cruzar las fronteras, pero puede obligarlas a buscar rutas alternativas que pueden resultar más peligrosas. Estas medidas trasladan también las dificultades del control de la inmigración de una zonas a otras, sin resolver los problemas subyacentes.
Es necesario que tanto el gobierno español como el resto de Estados de la Unión Europea aborden una estrategia de control de los flujos migratorios respetuosa con los derechos humanos considerando las causas fundamentales de la migración, y con pleno respeto a sus obligaciones internacionales como es permitir que aquellas personas necesitadas de protección internacional puedan acceder a ella de manera efectiva.
Mientras esto no se produzca, seguiremos asistiendo a graves violaciones de los derechos humanos de miles de personas migrantes y refugiadas. La reciente tragedia del naufragio de una embarcación frente a las costas de Lampedusa ha sido un ejemplo más que pone de relieve la necesidad de un cambio fundamental en las políticas migratorias de Europa. Amnistía Internacional lamenta profundamente que España y resto de países europeos hayan eludido sistemáticamente situar los derechos de personas refugiadas, migrantes y solicitantes de asilo en el centro de sus políticas. Se han dedicado cada vez más recursos al control policial de las fronteras de la Unión Europea, en vez de a salvar vidas y proteger a las personas.
Muchas de las personas con las que pudo entrevistarse la organización, denunciaron haber resultado gravemente heridas, bien accidentalmente mientras cruzaban las dos vallas fronterizas, bien a consecuencia de malos tratos a manos de la Guardia Civil española, fueron al parecer devueltas sin recibir tratamiento médico para sus lesiones. Amnistía Internacional manifestó su preocupación por las vallas de alambre situadas en territorio español. Ambas vallas están coronadas por un rollo de alambre provisto de cuchillas denominado “navaja” o “concertina” y alertó a las autoridades de los peligros físicos, posiblemente innecesarios de la alambrada de “cuchillas”.
Amnistía Internacional no se opone a que los gobiernos controlen la inmigración. Sin embargo, las personas migrantes, solicitantes de asilo y refugiadas tienen derecho a que se respeten plenamente sus derechos humanos individuales. El reforzamiento de las medidas de control fronterizo de un modo que contraviene las normas internacionales de derechos humanos no disuadirá a las personas vulnerables de intentar cruzar las fronteras, pero puede obligarlas a buscar rutas alternativas que pueden resultar más peligrosas. Estas medidas trasladan también las dificultades del control de la inmigración de una zonas a otras, sin resolver los problemas subyacentes.
Es necesario que tanto el gobierno español como el resto de Estados de la Unión Europea aborden una estrategia de control de los flujos migratorios respetuosa con los derechos humanos considerando las causas fundamentales de la migración, y con pleno respeto a sus obligaciones internacionales como es permitir que aquellas personas necesitadas de protección internacional puedan acceder a ella de manera efectiva.
Mientras esto no se produzca, seguiremos asistiendo a graves violaciones de los derechos humanos de miles de personas migrantes y refugiadas. La reciente tragedia del naufragio de una embarcación frente a las costas de Lampedusa ha sido un ejemplo más que pone de relieve la necesidad de un cambio fundamental en las políticas migratorias de Europa. Amnistía Internacional lamenta profundamente que España y resto de países europeos hayan eludido sistemáticamente situar los derechos de personas refugiadas, migrantes y solicitantes de asilo en el centro de sus políticas. Se han dedicado cada vez más recursos al control policial de las fronteras de la Unión Europea, en vez de a salvar vidas y proteger a las personas.
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