miércoles, 20 de noviembre de 2013

De cerca.

JULIO ALONSO LLAMAZARES
ESCENAS DE CINE MUDO


Reconocí a Julio desde la barra del bar de una amiga, (yo trabajaba allí dos noches en semana, era a mediados de los años 90), su cara la había visto antes en esas fotitos pequeñas junto a su nombre, presidiendo su columna del periódico. Era inconfundible pero más grande.
Hacía tiempo que venía leyendo cosas suyas en El País. Me llamaba mucho la atención su naturalidad para hablar de la vida, de lo humano, de lo social, de la realidad y del momento en que vivíamos, tan nuevo, tan distinto. Así empecé a leer algunos de sus libros; el obligado La lluvia amarilla, Nadie escucha de artículos y relatos, y mi favorito Escenas de cine mudo.
Sabiendo que era un tipo accesible y que frecuentaba el bar, un buen día le llamé, le pregunté  si sería tan amable de firmarme un libro, dijo que sí, nos veríamos en Justiniano (el nombre del bar) y lo acordado, que desde el otro lado de la barra le compensaría la firma con una cerveza.
Su sorpresa fue mayúscula por que esperaba encontrarse a otra camarera, pero mayor fue la mía, a lo largo de la noche descubrí, que el hombre que escribía aquellos relatos, era, en sí mismo, “lo que escribía”; Un hombre brotado de la tierra, de la de los suyos, brotado de lo natural, un hombre sencillo y sincero, tranquilo consigo y con la vida.
Me firmo Escenas de cine mudo, que es él mismo, es Julio, es el relato de su infancia desde unos recuerdos en forma de estampas, que al leerlos, te sitúan con precisión en el tiempo y el ambiente de tu propia vida pasada, es la historia no tan antigua de cada uno de nosotros, de nuestros padres, de nuestros abuelos, de una forma de vida corriente y dura, en una época estancada en el tiempo en la que nada pasaba, en la que los años y las vidas eran largos e iguales, en la que el mundo aún era inaccesible y lejano.
Después he seguido su vida, bueno más bien la de mi amiga, la otra camarera y dueña del bar con quien acabó formando una familia, y también he seguido sus libros. No hace mucho, le he oído decir que de todos ellos, éste en concreto, es su favorito. Es en sí mismo el primer capítulo de una vida repleta de estampas, las suyas, las que se le oyen con solo mirarlo.

 KIKA
Mi madre.

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